Contar con una completa historia clínica de un perro es fundamental para una correcta atención veterinaria. Los perros, a diferencia de los pacientes humanos, no pueden contarnos qué les pasa, así que cualquier observación de sus síntomas debe quedar registrada en su ficha.

Cómo debe ser la historia clínica de un perro

Muchos datos que se reflejan en la historia médica del perro proceden de la observación por parte de sus dueños. Cosas que deben registrar son:

Primero las tres preguntas básicas:

¿Qué le ocurre al animal?

¿Desde cuándo?

¿A qué cree que se debe? El dueño puede decir que cree que el perro enfermó por comer algo en mala estado, o que le picó un insecto.

Luego otras tantas cuestiones que ayudarán en el diagnóstico:

  • Conducta: ¿ha cambiado el comportamiento del perro en los últimos días?
  • Apariencia externa: adelgazamiento o engorde, cambios en el pelaje (densidad de pelo, color…).
  • Síntomas generales: vómitos, estornudos, secreción nasal…
  • Alimentación: ¿Come más o menos de lo normal? ¿Cuánta agua toma a lo largo del día?
  • Deposiciones: frecuencia, cantidad, consistencia y olor de heces y orina. Presencia de sangre…
  • Ambiente: ¿ha habido algún cambio reciente en la vida del perro? Estos cambios pueden ser una mudanza, un tiempo separado de sus dueños, la llegada de una nueva mascota…

Por otro lado, de la exploración en la consulta saldrán el resto de datos para completar la historia del perro.

Siempre que el perro cambie de veterinario es importante contar con el historial que pudiera tener en su anterior clínica.

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