Una de las enfermedades que más puede incidir en el bienestar de los felinos es la fiebre en gatos, que, en realidad, suele ser un síntoma relacionado con otra causa infecciosa.

La señal más inequívoca de estos fenómenos es el incremento de la temperatura corporal, al igual que sucede en el ser humano, pero ¿cómo detectarla? ¿cuáles son los otros síntomas que te pueden hacer comprobar ese estado? ¿cuándo acudir al veterinario?

En este post te ofrecemos los aspectos más importantes a los que hay que atender cuando crees que tu mascota puede tener fiebre.

Cómo saber si un gato tiene fiebre

Cuando actúa la fiebre en gatos, el animal se muestra con apatía y sin ganas de comer. La temperatura corporal de gatos normal suele rondar los 39ºC (39,5 si se trata de un cachorro), por lo que cualquier nivel por encima de esta cifra puede apuntar a que tu gato tiene fiebre.

Así, otras señales muy evidentes sobre cómo saber si un gato tiene fiebre es observar si muestra comportamientos extraños, inflamación en los tejidos o puntos de dolor.

Cómo saber si un gato tiene fiebre se puede conseguir tocándole la nariz, ya que esta debe estar siempre húmeda; en caso de que la tenga caliente y seca, estás ante un cuadro de fiebre en gatos.

Si notas también que el ritmo de su respiración y de los latidos de su corazón están agitados, es otro síntoma de que un gato tiene fiebre.

Por último, si aprecias que ha descuidado su aseo personal, es señal de que el felino no se encuentra en perfectas condiciones.

Fiebre en gatos: posibles causas

El precedente que haya hecho surgir la fiebre en gatos puede ir desde una cuestión leve hasta enfermedades más graves.

Algunas de las causas más comunes pueden ser: gripe o resfriado, algún traumatismo, pancreatitis, infecciones virales o bacterianas, algún tumor o efectos secundarios de la toma de algún medicamento.

Cuándo acudir al veterinario si mi gato tiene fiebre

Entre las medidas a tomar ante un cuadro de fiebre en gatos, destacan mantener hidratado al animal, proporcionarle una dieta de alimentos húmedos o dejarle en una habitación tranquila y ventilada humedeciendo su cuerpo con compresas húmedas.

Si después de esto consigues ponerle el termómetro en el recto y te indica que supera los 40ºC, deberás acudir inmediatamente al veterinario para que examine al animal y determine cuál es la causa de su elevada temperatura y un tratamiento acorde a ello.