El microchip en perros es algo semejante al DNI del animal, con la que se puede conocer la información esencial de la mascota mediante un detector con el que cuentan las clínicas veterinarias.

¿Qué es exactamente el microchip en perros?

Se trata de una cápsula de dimensiones muy pequeñas, del tamaño de un grano de arroz, con componentes electrónicos pero que es completamente inofensiva para el animal y que no tiene ningún efecto secundario.

Se suele implantar cuando el perro tiene entre 3 y 6 meses de edad. Cada uno de ellos consta de una serie de 15 dígitos que son únicos para cada animal, al igual que ocurre con el documento de identificación de los seres humanos.

La información adicional que ofrece son los datos del propietario, como su nombre, dirección, detalles de contacto.

La única persona capacitada para introducir el microchip en un perro es un veterinario, que conoce la anatomía del animal para colocarlo justo entre la piel y el músculo. 

Los centros de esta especialidad que cuentan con un software de gestión de clínicas veterinarias tienen una base de datos en la que constan los animales que han pasado por sus instalaciones, con un historial en el que consta si se ha implantado un microchip identificativo.

¿Para qué sirve el microchip en perros?

El microchip en perros supone, además de un método de identificación eficaz, un medio de disuasión para aquellos que se les pasa por la cabeza abandonar a su mascota, ya que, en caso de que se identifique al propietario, podría sufrir efectos legales por este acto.

No obstante, su principal misión es la de identificarle en el caso de una pérdida o sustracción del animal y así devolverle a su legítimo dueño.

Además de los veterinarios, los dispositivos para detectar el microchip en perros están en poder de protectoras o el SEPRONA, por lo que en caso de hacerles llegar algún animal podrán identificarle rápidamente y proceder a contactar con la persona que figura como propietaria.

Riesgos de no poner el microchip a un perro

Si un propietario decide no implantar el microchip, tendrá difícil demostrar que es suyo si lo encuentra; es más, si alguien se lo encuentra, no tiene este dispositivo y se encarga de colocárselo, será esa persona la propietaria a efectos legales.

La obligatoriedad del microchip en perros depende de cada Comunidad, aunque cada vez más son las que lo establecen como obligatorio. En aquellas que prohíben tener perros sin microchip, las multas pueden alcanzar los 600€, incluso más si son perros peligrosos (para lo cual, además, es necesaria la contratación de un seguro para perros).